A primeras horas del lunes 16 de junio, un grupo de recicladores de la localidad de Kennedy, en Bogotá, hizo un descubrimiento estremecedor que ya ha dejado a la ciudadanía en shock. Mientras se desempeñaban en sus labores habituales, estos trabajadores informales se toparon con lo que parecía una presencia inusual: varias bolsas plásticas dispersas en la vía pública, lo que los impulsó a investigar de inmediato. Al acercarse, se dieron cuenta de que en uno de esos montones se hallaba el cuerpo sin vida de un bebé de aproximadamente ocho meses, envuelto en plástico y con marcas evidentes de quemaduras y maltrato.
El hallazgo se produjo en plena vía pública, específicamente en la intersección de la calle 40B Sur con carrera 89A, en el barrio Patio Bonito. Ante la magnitud de los hechos, los recicladores no dudaron en alertar a la Policía Nacional, lo que permitió que las autoridades acudieran rápidamente al lugar. Una vez en escena, el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación procedió a realizar la inspección técnica del cadáver, tomando fotografías, recolectando evidencias y efectuando una cuidadosa observación de la escena para determinar las causas que llevaron a tan trágico suceso.
El Instituto de Medicina Legal recibió el cuerpo para realizar análisis forenses que clarifiquen las circunstancias de la muerte. Según el informe preliminar, el bebé no solo presentaba señales de quemaduras, sino también indicios de maltrato físico, lo que incrementa el misterio en torno a lo ocurrido y genera múltiples interrogantes sobre la posible naturaleza del crimen. Entre las hipótesis que circulan en la comunidad se encuentra la posibilidad de que se trate de un homicidio ritual, un acto de venganza o incluso un caso de abandono extremo que desembocó en consecuencias fatales.
El nivel de violencia implicado en este hallazgo ha impulsado a las autoridades a revisar meticulosamente las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, en un esfuerzo por identificar a la persona o personas responsables de este acto atroz. Mientras tanto, la Fiscalía General y el CTI trabajan de manera coordinada para esclarecer los detalles del caso, recolectando testimonios y evidencias que puedan conducir a la verdad. La comunidad, indignada y conmovida, demanda respuestas y exige que se haga justicia para un pequeño que, a tan corta edad, fue víctima de un acto tan brutal.
Este caso, que pone de relieve la urgente necesidad de proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad, abre un nuevo capítulo en la lucha contra la violencia y el maltrato infantil. Las autoridades se mantienen en alerta, mientras se ultiman las investigaciones con el compromiso de que ninguna irregularidad quede impune y que se brinde todo el apoyo necesario a la comunidad afectada. La ciudadanía observa con atención y repudio las investigaciones en curso, esperando que la verdad salga a la luz y que la justicia prevalezca en este macabro suceso.
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