septiembre 11, 2025

Luto en el Cauca: Tres policías entre las víctimas del ataque al helicóptero en Amalfi

Amalfi, Antioquia / Santander de Quilichao, Cauca – Agosto 2025

El sonido de las hélices del Black Hawk UH-60 se apagó abruptamente en la vereda Los Toros, entre Amalfi y Anorí, cuando un artefacto explosivo impactó el rotor de cola y provocó la caída del helicóptero de la Policía Nacional. A bordo viajaban doce uniformados, todos con la misión de apoyar la erradicación manual de cultivos ilícitos en una de las zonas más complejas del nororiente antioqueño. Ninguno sobrevivió.

Entre las víctimas, tres eran oriundos del departamento del Cauca: Edwin Javier Zúñiga Galíndez, patrullero nacido en Bolívar; Neyver Vásquez, de Santander de Quilichao; y Yeison Samboní, natural de Balboa. Sus nombres hoy resuenan con dolor en sus municipios, donde familiares, amigos y vecinos los recuerdan como hombres comprometidos con la seguridad, la justicia y el servicio a las comunidades más vulnerables.

El contexto del ataque

Según información preliminar, el helicóptero cumplía labores de apoyo logístico en una operación de erradicación de cultivos ilícitos cuando fue blanco de un ataque atribuido al Frente 36 de las disidencias de las FARC, bajo el mando de alias “Calarcá”. Las tropas en tierra fueron hostigadas con explosivos artesanales, y se investiga si el derribo fue ejecutado mediante un dron armado, una táctica que ha comenzado a aparecer en escenarios de conflicto en Colombia.

La aeronave cayó en una zona de difícil acceso, lo que complicó las labores de rescate y verificación. Las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer los detalles del ataque, mientras se refuerzan los operativos en la región.

Una región marcada por la violencia

El ataque en Amalfi no es un hecho aislado. Se suma a una escalada de violencia que ha afectado otras regiones del país en las últimas semanas, incluyendo enfrentamientos en el Cauca, Caquetá y el sur del Valle del Cauca. La reconfiguración de grupos armados ilegales, el narcotráfico y el debilitamiento de procesos de paz han contribuido a un clima de inseguridad que golpea especialmente a los territorios rurales.

El dolor de las familias

En Santander de Quilichao, el nombre de Neyver Vásquez se pronuncia con lágrimas. “Era un joven alegre, siempre dispuesto a ayudar. Soñaba con ascender en la institución y construirle una casa a su mamá”, cuenta una vecina del barrio El Porvenir. En Bolívar, Edwin Zúñiga era conocido por su liderazgo comunitario, mientras que en Balboa, Yeison Samboní había sido voluntario en campañas de prevención del consumo de drogas.

La Policía Nacional rindió homenaje a los doce uniformados, destacando su compromiso con la protección de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. “Son héroes que dieron su vida por la paz de Colombia”, expresó el director de la institución.

¿Y ahora qué?

El ataque plantea serias preguntas sobre la seguridad de las operaciones en zonas de conflicto, el uso de nuevas tecnologías bélicas por parte de grupos ilegales, y la necesidad de fortalecer el diálogo y la presencia estatal en territorios históricamente abandonados.

Mientras tanto, el Cauca llora a sus hijos. Y Colombia, una vez más, se enfrenta al desafío de construir paz en medio del dolor.

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